miércoles, 28 de febrero de 2007

CARTA DE SILVIA

Leyendo la carta de Margot, no he podido evitar retroceder en el tiempo.
En septiembre hará treinta y cinco años que entré en el colegio. Y añadiendo nombres a su lista, como si de un pequeño homenaje se tratara, quiero que no olvidemos a todas aquellas mujeres que se dejaron la piel entre estos muros para que nosotras (por aquel entonces, salvo parvulitos, sólo éramos niñas) nos convirtiéramos en los mejores seres humanos posibles.Y me encontré con la Madre Sánchez-Silva que a mí me parecía la mujer más alta que había visto en mi vida y que no llevaba toca y que era tan buena que cuando te castigaba cara a la pared, si a los dos segundos le pedías perdón, te perdonaba y te dejaba ponerte tus propias notas. Verde-sobresaliente, rojo-notable... y luego la madre Camino (un cacho de pan con el que me reencontré en séptimo) y la madre Obregón en la portería, predecesora de la madre Amalía. Y luego, tocaban las señoritas, que eran más jóvenes y modernas. Mari Luz, Julia, Feli, Blanca (a éstas dos últimas sigo viéndolas con satisfacción salir a las cinco y media, aunque ellas ya no me conocen, claro) En cuarto, la madre Fernández (jamás le agradeceré bastante la paciencia que tuvo conmigo, la pobre)Igualmente que la señorita Asun ¿que habrá sido de ella? Y luego ya, Marisol Benito, la madre Beloqui. Ah, parece que la estoy viendo colocarse sus enormes gafas al tiempo que nos decía: "Si los tontos volaran, ya estaríais en la estratosfera" lo cual no hacía si no que provocarnos la carcajada por más veces que lo repitiera. No puedo tampoco dejar de agradecerla el haberme despertado la pasión por los números. Y Pame, más que tutora, amiga. Qué importantes nos hacía sentir en la comisión de festejos, dejándonos después de clase usar su despacho para preparar carteles y charlando con nostras de tú a tú. ¿Y la madre Repara? ¿Quien puede olvidar a aquella monja que nos cuidaba en los estudios y que tenía un oído privilegiado? O a la madre Josefa. ¡Qué buenos ratos cambiando cromos de Bimbo! Ay, parece que fue ayer.Sólo quise añadir unos cuantos nombres a la lista. En estos momentos, todo está tan vivo en mi memoria que no puedo consentir que todos esos recuerdos queden sepultados bajo unas plazas de aparcamiento. Así que desde aquí, yo también digo NO al cierre del colegio.

27 de febrero de 2007 22:50

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